Cuando un niño juega construye la base de las competencias que le permitirán operar en el mundo adulto. Los juguetes son una representación de los objetos reales de ese mundo y, como tales, facilitadores de la adquisición de mecanismos de desempeño. Desde el reconocimiento de tamaños, colores, volúmenes y formas el niño va creando su vinculación con el exterior y armando el complejo rompecabezas de su inserción social. Un niño juega y la alegría o el enojo surgen de los aciertos o desencantos de la “tarea” que realiza, dato más que elocuente de la seriedad con la que emprende sus acciones. Y es tan serio jugar que el adulto también lo hace. Implicando su imaginación milenaria en el desarrollo de sofisticados juegos que reemplazan a aquellos que, hasta no hace mucho, congregaban “codo a codo” a los aficionados.
La computadora, la realidad virtual, el cine en casa, van transformando progresivamente el compartir con el otro un momento de aprendizaje, de competencia, de crecimiento, de solidaridad, de alegría o de tristeza en una vasta red de contactos virtuales. Los “juguetes didácticos” – esos que se pueden tocar – están llamados a reforzar el nexo entre la experimentación directa y primordial del niño (juego concreto individual) y el correlato social (adultos cercanos, otros niños, amigos imaginarios).
En Artesanías Calíope, intentamos que cada uno de nuestros juguetes didácticos realizados en madera, tengan un estilo propio y una nota de calidad que los convierta en únicos. Cada uno de nuestros productos está concretado con el cuidado necesario para que presente una óptima resistencia, reflejada en su durabilidad, pero además que mediante su uso se logre un juego ameno, a la vez que acerca conjuntamente a cada niño diversión y enseñanza.
Entonces, es nuestra tarea proporcionar a los adultos herramientas pensadas para que los niños desarrollen al máximo sus habilidades motrices y percepciones sensoriales y que ejerciten sus vínculos sociales compartiendo experiencias lúdicas vislumbrando el camino que emprendieron.
